Una leyenda muy conocida en distintas partes del país ya sea en Mechoacán, DF, Edo Mex, o Veracruz por nombrar algunos. La historia varia pero siempre detalla a un hombre de negro vestido de charro nunca se le ve la cara o solo los ojos son visibles.
Dicen que aparece en los descampados y se le aparece al a gente necesitada de algún favor como dinero, amor o poder o que simplemente se le ve a lo lejos. No siempre se encuentra en áreas rurales ya que ha sido visto en lugares como el callejón del Aguacate en Coyoacan en la Ciudad de México o en el centro de Zamora Mechoacán.
La gente que lo ha visto dice que es el mismo Diablo al que se ve y que las personas que caen en tentación son robadas por él. Dos leyendas con distinto final lo hacen el principal personaje.
La primera en Guanajuato dice que había una joven muy hermosa la cual era pretendida por muchos, a lo que ella se negaba. Una noche cuando ella se prepara a a dormir escucho un caballo llegar debajo de su ventana. La joven curiosa abrió la ventana y vio a una persona vestida de charro la cual volteo a verla con unos ojos rojos encendidos, la joven asustada cerro la puerta y escucho un relincho espectral. A partir de esa noche el visitante se presentaba cada noche, harta por la situación consulto al sacerdote del lugar el cual le recomendó que colocara un crucifijo en la ventana pero cubierto de una tela ademas de leer la biblia.
Al presentarse el charro debía leer un pasaje especifico y descubrir la cruz, muerta de miedo la joven espero toda la noche hasta que se presento el charro. Cumpliendo las recomendaciones del párroco leyó el pasaje y descubrió el crucifijo en el momento en que un rayo caía en el patio y el charro desaparecía en una nube de azufre.
La otra leyenda no tuve final feliz, se dice que otra joven era pretendida por muchos pero ella los rechazaba esperando conseguir a alguien que llenara sus ambiciones. Finalmente un charro negro se presentaba en su casas todas las noches y le ofrecía dinero y joyas, la joven ambiciosa no dudo mucho tiempo y acepto el regalo del desconocido el cual la monto en su caballo y partió con ella a toda prisa.
La joven se asusto y quizo bajar del caballo pero no podía ya que se encontraba como pegada a la silla del caballo y comenzó a gritar de terror al descubrir el rostro del diablo debajo del sombrero del charro.
Dicen que aparece en los descampados y se le aparece al a gente necesitada de algún favor como dinero, amor o poder o que simplemente se le ve a lo lejos. No siempre se encuentra en áreas rurales ya que ha sido visto en lugares como el callejón del Aguacate en Coyoacan en la Ciudad de México o en el centro de Zamora Mechoacán.
La gente que lo ha visto dice que es el mismo Diablo al que se ve y que las personas que caen en tentación son robadas por él. Dos leyendas con distinto final lo hacen el principal personaje.
La primera en Guanajuato dice que había una joven muy hermosa la cual era pretendida por muchos, a lo que ella se negaba. Una noche cuando ella se prepara a a dormir escucho un caballo llegar debajo de su ventana. La joven curiosa abrió la ventana y vio a una persona vestida de charro la cual volteo a verla con unos ojos rojos encendidos, la joven asustada cerro la puerta y escucho un relincho espectral. A partir de esa noche el visitante se presentaba cada noche, harta por la situación consulto al sacerdote del lugar el cual le recomendó que colocara un crucifijo en la ventana pero cubierto de una tela ademas de leer la biblia.
Al presentarse el charro debía leer un pasaje especifico y descubrir la cruz, muerta de miedo la joven espero toda la noche hasta que se presento el charro. Cumpliendo las recomendaciones del párroco leyó el pasaje y descubrió el crucifijo en el momento en que un rayo caía en el patio y el charro desaparecía en una nube de azufre.
La otra leyenda no tuve final feliz, se dice que otra joven era pretendida por muchos pero ella los rechazaba esperando conseguir a alguien que llenara sus ambiciones. Finalmente un charro negro se presentaba en su casas todas las noches y le ofrecía dinero y joyas, la joven ambiciosa no dudo mucho tiempo y acepto el regalo del desconocido el cual la monto en su caballo y partió con ella a toda prisa.
La joven se asusto y quizo bajar del caballo pero no podía ya que se encontraba como pegada a la silla del caballo y comenzó a gritar de terror al descubrir el rostro del diablo debajo del sombrero del charro.
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